


La pasión que tengo y he tenido por los míos, familia y amigos, creo que está fuera de dudas, aunque si las hubiese tampoco me preocuparía lo más mínimo, pues esa inclinación es muy mía tampoco tiene que ser compartida por unos y otros.
El baloncesto, por lo que significa y ha significado, es otro aspecto de mi vida donde he derrochado pasión en cada instante. El otro día en la comida con los padres de mi última selección cadete autonómica se comentaba, en ese rato de sobremesa, que algunos de ellos echaban mucho de menos la posible implicación del máximo dirigente técnico de un club, sea cual sea y sin entrar en más detalles, en el trabajo con los más pequeños de las categorías inferiores. Este tema es recurrente durante años y temporadas, siendo difícil de analizar y comprender por los implicados en el mismo.







Esa pasión muchas veces suele ser recíproca pues no se me ocurren muchos otros argumentos para aguantar una relación, con sus subidas y sus bajadas, durante tanto tiempo. Una pasión que hemos compartido en casa desde el primer día y que nos ha ayudado a que esa sensación creciera cada día.
Termino con música, con una de las canciones que más me ha gustado de siempre. Es Pasión Vega, quien mejor que ella para terminar esta entrada, con Ana Belén y El Hombre Del Piano, un tema que popularizó Billy Joel y que suena también en esta versión en español como en la original en inglés.